Subdivisiones de cinquillo

Los tres pilares básicos de la música son melodía, armonía y ritmo. El manejo de cada uno de ellos requiere comprensión, reconocimiento auditivo y aplicación práctica.
Para desarrollar y aplicar ideas es imprescindible construir vocabularios que permitan fluir de manera instintiva. Es decir, sin tener que pensar ni elaborar en exceso. El proceso de la intuición musical se construye desde el conocimiento y la práctica consciente, afín de lograr una automatización siempre puesta al servicio de la expresión.

En ese sentido, cualquier músico es consciente de que en armonía se necesita un cierto léxico de acordes para componer progresiones o armonizar melodías. De igual forma sucede con el plano melódico. Es necesario disponer de un cierto vocabulario de escalas y arpegios para inventar líneas melódicas.

Por el contrario, con el ritmo es muy frecuente que no se tenga la misma perspectiva. Quizá por éste prestarse más a la imitación sin comprensión lógica, se suele funcionar automáticamente, sin plantearse demasiado qué vocabulario rítmico se posee en verdad.
Los músicos que cursan estudios de solfeo se pasan varios años leyendo y midiendo compases y subdivisiones de todo tipo. Ese entrenamiento, les proporciona un contacto directo con las posibilidades métricas, les hace más sólidos rítmicamente y sobre todo les proporciona una vocabulario de figuras rítmicas más variado. Es necesario señalar que éste no es el único camino para formarse y desarrollara este aspecto musical.


Por otro lado, una parte significativa de guitarristas con un perfil más centrado en la improvisación que en la interpretación, no ha estudiado conceptos rítmicos de manera específica, o lo ha hecho de manera muy superficial. Esto es una laguna formativa en toda regla. Pero como en cualquier otra carencia musical, se puede trabajar y mejorar.

No está de más aclarar que el ritmo no es sinónimo del papel de guitarra rítmica, y obviamente no se restringe su aplicación a acordes ni a técnicas típicas como los rasgueos. Cualquier concepto rítmico es susceptible de llevarse a cualquier expresión musical.
El ritmo es inseparable de la música. Desde el momento que existe el sonido, éste se da en un eje temporal, y es por tanto medible. La propia naturaleza mesurable del tiempo hace que se preste a innumerables combinaciones, que derivan en el concepto de compás y en el de subdivisión.

Para ayudar a crear más consciencia rítmica y ampliar los recursos voy a plantear algunos ejercicios en torno a la figura del cinquillo de semicorchea, que no es otra cosa que la partición de un tiempo de negra en cinco partes iguales.
La subdivisión de cinco suele sentirse antinatural al principio, y es normal que la curva de aprendizaje sea más lenta que en otras figuras. Es por eso que muchos estudiantes no lo emplean instintivamente cuando componen o improvisan.

En primer lugar hay que tener muy claro, que el discernimiento rítmico forma parte de la percepción auditiva. El entrenamiento auditivo ha de desarrollar elementos de melodía, armonía y claro está, de ritmo. Por tanto, tiene sentido empezar por un sencillo ejercicio auditivo, sin la guitarra:

Es muy útil hacer una asociación entre una melodía de cinco notas y una palabra pentasílaba, como por ejemplo “lógicamente”. Repite la palabra en voz alta al mismo tiempo que das una palmada. Intenta que todas las sílabas duren exactamente el mismo tiempo. Con facilidad, sentirás internamente como todo encaja en un tiempo del pulso. Ahí nace la habilidad de sentir cinco quintas partes de un un click de metrónomo, en el oído.

Con el instrumento ya en las manos, y teniendo en cuenta que la mayoría de guitarristas conocen la escala pentatónica, es interesante aprovechar su secuencia melódica para ayudar a percibir las cinco semicorcheas, como muestra el siguiente ejercicio:


Una variación interesante, consistiría en hacer patrones melódicos de cinco notas. Lo que viene a ser tocar cinco sonidos empezando desde cada nota de la escala:


Otra idea de utilidad sería tocar la escala repetiendo la misma nota cinco veces.


También se podrían crear diferentes combinaciones de notas repetidas. Aquí van algunas opciones como referencia:

En este punto, no debería costar ejecutar ascendente y descendentemente cualquier escala con normalidad. Como referencia propongo la inevitable escala natural mayor de Do, pero no dejes de llevarlo a cualquier escala o modo, en cualquier digitación que ya uses:

Una vez sientas naturalidad en estas primeras consideraciones, es el momento de ampliar recursos dentro del cinquillo.
Para ello voy a proponer 14 figuras rítmicas delimitadas por la ausencia de subdivisiones más pequeñas que la semicorchea, silencios o ligaduras que conecten diferentes tiempos del pulso.

Para ello las he agrupado por el número de notas que suceden en un tiempo y entre paréntesis he señalado la duración en términos de particiones de cinco (quintos).


Subdivisiones con 2 notas:
Una semicorchea (1 quinto) y una negra (4 quintos)

Una corchea ligada a una semicorchea (3 quintos), más una corchea (2 quintos)

Subdivisiones con 3 notas:
Una corchea (2 quintos) + una corchea (2 quintos), + una semicorchea (1 quinto):

Una corchea con puntillo (3 quintos) + una semicorchea (1 quinto) + una semicorchea (1 quinto)

Subdivisiones con 4 notas:
Una corchea (2 quintos) + una semicorchea (1 quinto) + una semicorchea (1 quinto) + una semicorchea (1 quinto)

Hasta aquí, y dentro de los límites que he planteado, hay un trabajo con infinitas posibilidades de aplicación, no solo en escalas ascendentes y descendentes, si no en cualquier tipo de expresión melódica, y por supuesto armónica.


Las fases de comprensión e interiorización son puro entrenamiento musical, que han de verse correspondidas con actividad creativa real: esto quiere decir composición, arreglos e improvisación.
Sin aplicación práctica son conceptos potencialmente interesantes, pero aun sin vida. Cuando se llevan al instrumento se transforman en música. Y de eso se trataba después de todo, de hacer música. No esperes más. El momento es ahora.

En mis Clases de guitarra (presenciales en Madrid y por Skype) imparto y desarrollo éstos y otros conceptos con más profundidad y de manera personalizada. Si quieres que te ayude a mejorar escríbeme un email: (carlosvicentclases @gmail . com) y veamos como trabajar juntos en tus objetivos.

No olvides suscribirte al BLOG para no perderte ninguna de mis lecciones.